A pesar de su rápida evolución la fabricación aditiva tiene importantes desafíos: la calidad de las piezas fabricadas, la falta de materiales de impresión, el postprocesado térmico y superficial y la mejora de la productividad. Estos retos podrían superarse con la ayuda coordinada e interdisciplinar de distintos grupos del CSIC. Estos grupos ya están trabajando mediante colaboraciones con universidades y empresas. La fabricación aditiva requiere de profundos conocimientos (sea cual sea el material que se pretenda imprimir) que son muy distintos y solo cuando se abordan en conjunto se puede lograr un resultado satisfactorio para una aplicación concreta. Es esencial el diseño y fabricación adecuado del material de partida (sea este polvo de aleación metálica, filamentos poliméricos con refuerzos de partículas o tintas de grafeno, etc). En segundo lugar es necesario conocer la interacción de este material con la fuente de energía y los parámetros del proceso de impresión 3D (sea este por ejemplo, un láser, un boquilla extrusora o una boquilla de fusión térmica). A continuación para obtener una pieza con las propiedades mecánicas adecuadas se requiere un posprocesado térmico que transforme la microestructura inicial de la pieza tal como es impresa en la microestructura apropiada eliminando además posible defectos, inhomogeneidades o tensiones residuales. En muchos casos es necesario además un posprocesado superficial para mejorar las rugosidad, estado superficial o resistencia a la corrosión de las piezas. Por último, es necesaria la colaboración de expertos en diversos campos (propiedades mecánicas, fatiga, etc) para analizar los resultados y retroalimentar el diseño de los materiales, parámetros de procesado y postratamientos. Esto justifica la necesidad de un marco de colaboración interdisciplinar que implique y coordine grupos de investigación en diferentes aspectos del proceso de fabricación aditiva, diferentes tecnologías y diferentes materiales.