Varios materiales pueden ser utilizados como conductores eléctricos para transmitir energía, señales o datos en cables. El más conocido y comúnmente utilizado es el cobre (Cu), que es un metal muy dúctil con alta conductividad. También es flexible, de alta resistencia y comparativamente barato, lo que lo convierte en la primera opción para muchas aplicaciones. El conductor puede consistir en un solo alambre o varios alambres retorcidos juntos para formar un llamado cableado. El cobre puede ser estañado, por ejemplo, para hacerlo más resistente a la corrosión, o niquelado para mejorar su rango de temperatura.
El aluminio (Al) es otro material conductor potencial. Su principal ventaja sobre el cobre es una densidad mucho más baja. Sin embargo, tiene una conductividad más pobre, lo que significa que se requiere una sección transversal mayor para transmitir la misma corriente. Además, los cables de aluminio son menos flexibles y, por lo tanto, tienen más probabilidades de romperse. Esto los hace inadecuados para aplicaciones móviles. Como resultado, el aluminio se utiliza principalmente para cables de distribución de energía y cables de media tensión donde el peso juega un papel importante.
El material con la mejor conductividad es la plata (Ag), pero es muchas veces más costoso que el cobre. Por esta razón, la plata normalmente solo se utiliza en aplicaciones especiales donde se requiere un rendimiento y eficiencia excepcionales, por ejemplo, en equipos de audio de alta gama. Otro posible conductor para cables de audio es el cable de cobre chapado en plata, que destaca por su alta conductividad y resistencia a la corrosión. El alto precio y la menor conductividad del oro (Au) en comparación con la plata y el cobre descartan su uso como conductor.
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