Los conductores de cobre suelen ser la opción preferida para la mayoría de los cables debido a su alta conductividad, flexibilidad, resistencia a la tracción y rentabilidad. Estas cualidades hacen del cobre la elección ideal para una variedad de aplicaciones. En algunos casos, se utilizan conductores de aluminio, especialmente en la transmisión de energía.
Sin embargo, el aluminio tiene una conductividad de solo aproximadamente el 63 por ciento en comparación con el cobre. Esto resulta en una mayor caída de tensión y una capacidad de corriente reducida para la misma sección. Para lograr una caída de tensión y una capacidad de corriente iguales a los cables de cobre, se requieren secciones de cable más grandes en el caso de cables de aluminio. Además, el aluminio es más propenso a romperse que el cobre cuando se somete a múltiples movimientos de flexión, lo que resulta en una menor resistencia a la flexión que los cables de cobre. Por lo tanto, los cables de aluminio se utilizan principalmente en instalaciones fijas o en situaciones de bajo estrés mecánico
Cuando el aluminio entra en contacto con cobre desnudo, se produce una formación de elementos que lleva a la corrosión. Por lo tanto, los cables de aluminio requieren una tecnología de conexión diferente que no debe utilizar terminales de cable utilizados en los cables de cobre. En su lugar, solo deben utilizarse productos de conexión especialmente aprobados. El manejo, las herramientas a utilizar y el conocimiento especializado requeridos son también necesariamente únicos.
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